Las portavoces de las cosas.Enseñanza universitaria de las artes desde un enfoque posthumanista.

Enfoque

En esta comunicación se presentan los resultados de un grupo de trabajo de índole especulativo formado por estudiantes de artes (dibujo, danza, escénicas y música) cuyo propósito fue abordar la creación artística desde una ontología posthumanista. Partiendo de la hipótesis de que los objetos tienen su propia voz mediante la cuál expresan sus voluntades, motivaciones y necesidades, se llevó a cabo un seminario constituido por estudiantes de artes con la intención de desarrollar la capacidad de escucha a los objetos y su traducción a los lenguajes del arte.

Pensadores como Bruno Latour, Graham Harman o Manuel DeLanda establecieron las bases para una reordenación ontológica del mundo capaz de desbordar las categorías modernas de sujeto y objeto, dando paso a un sistema de pensamiento (filosófico, científico, social, político, etc.) enfocado en el estudio de las relaciones existentes entre actantes, y no en categorías que anteceden a dichas relaciones. Este giro epistémico ha sido revisitado por Dona Haraway, Katherine Hayles o Rosi Braidotti, entre otras, para consolidar el nuevo paradigma de la condición posthumana que asienta sus bases en la descentralización del ser humano, apostando por la alianza interespecie (postantropocentrismo), la superación del dualismo que reduce la experiencia a mente (conoce) y materia (es conocida), y la relacionalidad, definida teóricamente por el realismo agencial de Karen Barad.

Situado teóricamente en un marco tan nutrido como complejo, el grupo de trabajo que se presenta está alineado con las posturas de Ursula K. Leguin y Anne Cauquelin sobre el poder del arte como herramienta para imaginar nuevos mundos posibles. Concretamente, utilizar los procesos creativos propios de las artes para desvelar las relaciones que definen las agencias de los objetos o, dicho de otra manera, aprender a descifrar sus murmullos.

El objetivo de este grupo de trabajo ha sido desarrollar y potenciar las habilidades perceptivas de las estudiantes para que de manera progresiva aumenten su capacidad de identificar las agencias de los objetos y todo lo que dicen, no desde la explicación discursiva (materialista) sino desde el poder intuitivo (especulativo) del arte. A través de la escucha activa semanal durante tres meses se ha pretendido que las participantes integren la destreza de atender a los diálogos de las cosas para ser declaradas portavoces de las cosas en posibles negociaciones entre humanos y no-humanos.

La metodología, exploratoria y descriptiva, se basa en: (1) la observación de las cualidades de los objetos (físicos o intangibles) para identificar las relaciones que entrañan en su vínculo con otros objetos, (2) los estímulos somáticos que despiertan las cosas en los cuerpos de las artistas, (3) el tipo de traducción que requiere cada entidad y el uso de la polifonía para desvelar múltiples conexiones instantáneas. Este método pretende arrojar luz para que futuros Portavoces de las cosas puedan aprender a escuchar a los objetos, traducir sus diálogos a los lenguajes del arte y desvelar sus interdependencias; pero también para que estudiantes de arte aborden sus procesos de creación artística desde la coautoría posthumana.

Los resultados de este trabajo, presentados en el CCHS-CSIC durante la XXIII Semana de la Ciencia, se manifestaron a tres niveles: epistémico, artístico y relacional. En el primer nivel, la rutina semanal de percibir las actancias en diferentes objetos acabó por integrarse en la manera de entender el mundo por parte de las participantes. El segundo nivel afecta positivamente a la articulación de pensamiento crítico y a la capacidad de superación de crisis creativas. Por último, de manera transversal, el generar un espacio de trabajo transdisciplinar familiariza a las estudiantes con otras praxis, contagiando sensibilidades y detonando el intercambio de experiencias.